Quédate conmigo
por lo de dentro.
No mires mi despoblada cabellera
ni tampoco el embarazo
que arrastro desde siempre.
Sólo quédate en mi
por lo de dentro.
Dentro traigo
un balcón mirando al mar,
un viejo faro
que alumbra a los viejos barcos de madera
que nunca pasan,
y un sinfín de palabras inventadas.
Dentro tengo un sol
que, a veces, se disfraza de luna
para verte dormida.
Y un frasco de pastillas
para aquietar el alma.
No mires la destartalada
fachada de mi casa de vivo.
En sus entrañas siempre hay
un fuego encendido.
En ese fuego la madera cruje,
pero no lo hace como queja.
La leña tan solo quiere pronunciar tu nombre.
Un nombre que no sabe.
En mi mirada hay dos billetes
para viajar
entre mis sentimientos.
Si alguna vez
aceptas la aventura,
tal vez hagamos el trayecto juntos.
Pero eso será el día
en que te quedes en mi
por lo de dentro.
Y ese día le robaremos
el disfraz al sol y fabricaremos lunas.
Ese día
el viejo faro alumbrara tus muecas,
y la canción del fuego
nombrará tu nombre
mientras tus pisadas
gritan que te acercas.
Y los dos desnudos,
desde mi balcón,
veremos el mar,
el mar loco en movimiento.
Si te gusta el plan,
sólo acéptalo.
Y acéptalo sólo durmiendo en mi ombligo.
Pero recuerda bien
que sólo tendrá efecto
si te quedas conmigo
por lo que llevo dentro.