Reencarnarse en uno
mismo
es resucitar.
Volver a nacer en
aquel cuarto
donde Jesús estaba
clavado en la cruz
y en un clavo de la
pared
al mismo tiempo.
Ir de nuevo a la
escuela,
porque uno no se
reencarna
sabiendo de
escrituras ni de números.
Ver como Don Juan y
Don José llenan pizarras,
con la duda
que tal vez
ellos también sean
reencarnados.
Reencarnarse en uno
mismo
es resucitar los
amores
que ahora huelen a
naftalina.
El segundo primer beso.
La segunda primera desnudez
compartida.
El segundo primer sí y el segundo primer no
como respuesta.
Es esperar que vayan
muriendo los que amas,
por un orden que
ahora tienes conocido.
Es crear un nuevo
correo electrónico
porque el antiguo
aparece como ocupado
por ti mismo.
Es tropezar las
mismas piedras
aunque esta vez
puede que sean
algún amigo tuyo
reencarnado.
Pero no creo que me
den la opción
de reencarnarme en
mí mismo.
Así que como
alternativa
me reencarnaré en
tinta.
Tengo la intuición
que cuando muera
aún habré dejado
muchas cosas
por decir.