El nombre que soñaba
por la noche,
a la mañana
siguiente lo escribía
en una enorme pared
frente a mi casa.
Por las tardes
pintaba el muro de blanco
y lo dejaba
preparado
para anotar al día
siguiente
el nuevo nombre
soñado.
Con los años he
dejado de pintar.
Con los años no he
dejado de soñar.
Nunca dejes de hacerlo...
ResponderEliminarEstaba pensando que quizá el protagonista siempre escribía el mismo nombre...
Un abrazo.