miércoles, 13 de febrero de 2013

METEREOLOGÍA



Sobre los mapas
llueven las ciudades.
Sobre ellas llueven
los puentes y avenidas
y sobre los puentes llueven
las parejas o el abismo.

De las parejas
crecen halagos y reproches,
miradas clandestinas,
besos que sólo funcionan con la noche.
Aromas que hipnotizan
o acordes estudiados
que hacen perfecta
la musicalidad de una sonrisa.

De la parejas
casi todo lo que nace
nace vivo.

Incluso hasta el silencio
suena como el violín
rozado por un arco
de inviernos y misterio.

El cautiverio se hace necesario
y no pueden esconderse
un as bajo la manga
porque las parejas
que llueven sobre el puente
tienen como condición
llover desnudas.

El abismo suele sorprender
a quién va solo.
Ese caminante
que al parpadear
se muere un poco.
El que persigue su sombra
como un loco,
y si por una de aquellas
va y la atrapa
puede hacer que lluevan
halagos o reproches
siempre y cuando
en la ciudad
se despida la tarde
y fiel
acuda a su cita
nuestra noche.


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