Me avergüenza ser
humano.
Pisar el suelo de la
gente
que aún pisotea
cabezas
de otra gente
tras sus muertes.
Respirar el mismo
viento
que los individuos
que ponen precio
a nuestros andares,
a nuestros aplausos,
o a esa canción que
tarareamos
cuando vamos al
trabajo que no tenemos.
Me da vergüenza
compartir planeta
con gente que no
desea que pensemos
por si pensamos más
allá de sus deseos.
Gente que siendo
incapaz de tapar
cien mil oídos,
tapando
algunas bocas lo consiguen.
Me avergüenza que
mi ansiedad
ya no sea por
quererte.
Que mis nervios ya
no vivan en la esquina
que había entre tu
casa y la mía.
Ahora mi malestar y
mi vergüenza
se renuevan cada día
con la noche.
Soñando que mañana
vuelva la,
ya hace tiempo
emigrada,
alegría.
Quedándome una
duda.
¿Podrán dormir
tranquilos todavía?
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