Hoy he vuelto a ir a
aquella tienda
de oxidado y
metálico portón.
Ahora sólo habitan
los silencios.
Antes vendían
hilos, telas
y de todos los
colores un botón.
Ya no reina fuera el
gran letrero.
Ni su escaparate
huele al corazón
que perdió aquel
maniquí
sin darse cuenta
que te amaba tanto
como yo.
Hoy me he vuelto a
aproximar a aquella puerta
que guarda parte de
mi historia en un rincón.
Allí junté mis
labios con tus labios
mientras por la
calle
sólo pasaba la
sombras de los dos.
Y me gustaría
decirte que lo he visto,
asomado entre las
grietas de la acera.
Tembloroso de
historia y de almanaques,
moviéndose para
llamarme la atención.
Te lo traigo para
que lo veas.
Aquí esta nuestro
primer beso
el que lleno de
adolescencia y ocasión
nos dimos una noche
pasajera
mientras nuestras
sombras se acurrucaban
en un oxidado y
metálico portón.
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