Ya he encontrado la luna.
El día que no buscaba,
que ni apenas me acordaba
que andaba en busca de lunas,
por sorpresa yo la hallé.
Como si en verdad fuese ella
la que a mi me iba buscando
y de a poco me encontraba.
La busqué sobre los mares,
en noches de luz y estrellas,
entre el hilo de agua clara
que baja del riachuelo.
La busqué en los matorrales,
entre hojas de un helecho
Y detrás de las paredes
donde el cielo
se hace techo.
La busqué tantas jornadas
que agotado en el hastío
rendido caí en el suelo
un poco muerto de herido.
Entonces apareciste.
Blanca como la blancura.
Dulce como la dulzura
que amarga a quien no te tiene.
Y me miras a los ojos.
Con tu mano
de mis manos tomas una.
Levantando mi mirada
coincido con tus pupilas.
Me doy cuenta que dentro
acurrucada y temblando
estaba quien yo buscaba.
Allí encontré la luna
que yo deseaba tanto.
Temiendo quedar perdida
se resguardaba en tu llanto.
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