Un conejo del sombrero.
Un ramo de flores de su bicolor varita.
Una carta de su oreja
y dos palomas.
Una espada que parte
a la que vida comparte
y no la parte.
Fuego.
El mago, a veces,
habla fuego,
y en su pañuelo
hay un mundo.
Adivina lo que piensas.
El mago, siempre,
adivina lo que piensas.
Cuerdas cortas que se alargan.
Cuerdas largas que se acortan.
Música. Gritos. Silencios.
Abracadabra.
Magia.
Hoy he ido a ver al mago
y he visto la magia.
La magia de la sonrisa,
la sonrisa de una niña,
la niña que sentadita
en los primeros asientos ríe.
Cuando acabe el verano
volverá a su natal tierra
de arenas calientes
y sucia indumentaria
con turbante.
Allí volverá a ver la magia.
La magia de su padre por traer plata.
La magia de su madre por llenar plato.
Y por la noche
será feliz en su sueño.
El mago le prometió visitarla,
y sacar sólo por ella
conejos de su sombrero.
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